domingo, 18 de agosto de 2013

LAS NECESIDADES DE LA PAREJA

Cuando una pareja inicia la vida en común, la vida de ambos se entrelaza y cada uno busca satisfacer las necesidades emocionales, sexuales y psicológicas del otro con una energía aparentemente inagotable. El sacrificio y el  compromiso se hacen con facilidad y las críticas son pocas.  (Cuando todo va bien)

En esta nueva unión ambos empiezan  a desarrollar sus papeles y responsabilidades particulares en el hogar. 

Uno aprende del otro y ambos establecen las bases para su futura vida juntos. Así mismo dedican mucha energía a lograr su independencia respecto de los padres y a incrementar la intimidad entre ambos.

Cuando la pareja decide tener hijos la relación esposo-esposa cambia drásticamente. Se dedica menos tiempo a la pareja, ya que ser padre adquiere prioridad. Tanto el esposo como la esposa deben adaptarse a nuevos roles y responsabilidades. El hombre generalmente desarrolla mayor motivación para lograr una seguridad económica que con frecuencia implica que pase más tiempo fuera de la casa. La mujer, en un estilo familiar tradicional, se dedica a desarrollar quehaceres maternales y pone su atención en su o sus hijos.

Varias parejas experimentan una disminución en la frecuencia de las conversaciones acerca de ellos mismos o de su relación. Existe menos romance, ya que generalmente los dos se encuentran sin la energía necesaria o están preocupados por los problemas de la familia. Sin una comunicación adecuada y sin esforzarse por mantener la relación amorosa, la pareja corre el riesgo de convertirse en “extraños familiares”.

La primera crisis de desarrollo en el matrimonio se resuelve generalmente cuando la pareja afronta el problema y ajusta sus rutinas para restablecer las rutinas que tenían. Una segunda crisis surge cuando los hijos necesitan cada vez menos cuidado y la protección materna. La mujer sin su rol de madre, generalmente se cuestiona su valor y propósito en la familia y corre el riesgo de volverse ansiosa, insegura y deprimida y puede arrepentirse por los años en que no llevó a cabo sus ambiciones o por no haber terminado su carrera profesional.

Al final de los 40 y principios de los 50 muchas mujeres hacen una evaluación profunda de sus vidas.

El primer paso para manejar estos períodos es:
  •    Aceptar la confusión, ansiedad y posible depresión como parte del proceso de re-descubrimiento.
  • 2.       Tomarse un tiempo de retraimiento para reflexionar acerca de sus pensamientos, sentimientos y planear su futuro.
  • 3.       Buscar fuera de casa experiencias satisfactorias y productivas con el fin de desarrollar nuevas habilidades y conocimientos que le permitirán realizarse como persona y no sólo como esposa y madre.



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